sábado, 4 de diciembre de 2010
Carrie Fisher Versus Princesa Leia Organa
Todo el mundo sabe que hace años Carrie Fisher dejó de ser la sex symbol de la ciencia ficción. Sin embargo, demostró ser algo aún mejor luego de superar sus incontables problemas de salud y adicciones. Carrie tuvo una vida difícil, signada por la influencia de su madre y la presión que ejercía en ella. Tuvo una temprana y algo traumática llegada al cine, pero no tardó en conocerse su adicción a las drogas y su posterior trastorno bipolar.
Con George Lucas, se convirtió en un ícono de género, pero el encasillamiento le pesa hasta el día de hoy. Su carrera, como la de muchos, declinó hasta casi desaparecer y aunque ahora sus cameos suelen ser joyas en los films en los que participa, su mayor virtud es cuando se pone a hablar.
A lo largo de los años, Carrie demostró tener una formidable habilidad para escribir y poseer un humor ácido y cínico que dista bastante de su combativa aunque noble Leia Organa. Publicó dos libros: Postcards From The Edge y Wishful Drinking. El primero fue adaptado para una película del mismo nombre (acá llamada “Recuerdos de Hollywood”) protagonizada por Meryl Streep (sumamente recomendable). También llevó a cabo un unipersonal muy frontal, donde hablaba de su vida y sus pesares.
Pero como es justamente su palabra lo que me parece realmente brillante, cedo este humilde espacio a su Majestad:
“George Lucas arruinó mi vida. Y supongo que del modo más agradable posible.
Incluso ahora, muchos años más tarde, la gente todavía me pregunta si yo sabía que Star Wars iba a ser tan grande. Sí, por supuesto yo lo sabía. Todos lo sabíamos.
El único que no lo sabía era el director, George Lucas. Todos queríamos ver si cambiaba su expresión alguna vez. No sólo era prácticamente inexpresivo en aquel tiempo, sino que también apenas hablaba. Sus únicas dos indicaciones en la primera película fueron: ‘más rápido y más intenso’.
Poco después de que llegué, él me dio este peinado increíblemente idiota. Me dijo con su pequeña voz: ‘Bien, ¿qué piensas de él?’
Estaba aterrorizada, iba a ser despedida por ser demasiado gorda, entonces dije: ‘Sí me encanta’.
Cuando conseguí este gran trabajo realmente nunca pensé que yo me podría quedar con el papel porque había otras muchachas muy hermosas – Amy Irving, Jodie Foster, Teri Nunn -, me dijeron que tenía que bajar 10 libras de peso para el rodaje. Pesaba aproximadamente 105 libras entonces, pero llevaba 50 sólo en mi cara. ¿Entonces cuál sería una buena idea? Darme un peinado que ensancha mi ya amplia cara!!.
¿Recuerdan el vestido blanco que llevaba hasta el final de la película? George el primer día del rodaje se me acercó, echó una mirada al vestido y dijo: ‘no puedes llevar una bombacha bajo el vestido’. Yo dije okey pero ¿ porqué? Y él contestó: ‘no hay ninguna ropa interior en el espacio’.
Él lo dijo con tal convicción… Como si hubiera estado en el espacio y no hubiera visto bombachas por ninguna parte.
Él explicó: Entras en el espacio y te haces ingrávido. Entonces tu cuerpo se amplía pero tu ropa interior no, entonces quedas estrangulado por tu propia ropa interior. Pienso que esto serviría para un fantástico obituario. Le digo a mis amigos más jóvenes que no importa a dónde vaya pero que la lápida diga que me ahogué bajo la luz de la luna estrangulada por mi propia braga.
¿En vez de un corpiño en qué piensan ustedes como sujetador intergaláctico? Cinta adhesiva del jefe de eléctricos.
Yo solía pensar que debería haber habido una competición al final del día para ver quién en el equipo técnico se pondría a ayudar a quitarme la cinta.
George es un sádico. Pero a pesar de la necesidad de llevar una bikini de metal, ser encadenada a una babosa gigantesca y a menudo estar a punto de morir, seguí volviendo por más. ¿Por qué?, ustedes podrían preguntarse. Bien, George es un visionario, ¿verdad? El hombre ha transportado auditorios en todo el mundo y ha provisto a Mark Hamill a Harrison Ford y a mí con bastante correo de fans para entretenernos para el resto de nuestras vidas.
Y no olviden, George fue el hombre que me hizo una muñeca. Una muñeca que uno de mis ex maridos solía usar para pinchar con alfileres cuando estaba enojado conmigo (la encontré en un cajón). Él también me transformó en una botella de champú donde la gente podría desenroscar mi cabeza y verter el líquido de mi cuello. ¡doctor Freud! Y luego había un jabón con el lema: use espuma Leia y usted parecerá una Princesa.
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1 comentario:
solo dire que amo a Leia por siempre
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